La misericordia
El Jueves Santo 2014 llegó y, por esta vez, hizo bueno aquello de que reluce más que el sol. Por fin amaneció un día espléndido, en el que la ya tradicional angustia a causa de la posibilidad de lluvia se transformó en una calurosa jornada que invitaba incluso a buscar la sombra. Casi todo estaba preparado. Unos retoques de última hora y los portones de la Casa Hermandad se abrían para que hermanos, percheleros y malagueños en general pudieran contemplar de cerca los tronos que horas más tarde recorrerían las calles de Málaga. Ahí estaban entronados y engalanados para la ocasión Nuestro Padre Jesús de la Misericordia y Nuestra Señora del Gran Poder.
Horas previas de emoción a la espera de que
llegara la hora señalada, las 20.35, momento en el que la Cruz Guía
hacía su salida desde la iglesia del Carmen. Tras ella se iba formando
la sección del Cristo, hasta que el vicario general de la diócesis, José
Manuel Ferrary, hizo sonar la campana del trono de Nuestro Padre Jesús
de la Misericordia con los reglamentarios dos toques más uno y el trono
comenzó a salir a una calle repleta de gente ansiosa por ver la puesta
en marcha de los Titulares. Aún más emotiva fue la puesta en marcha de
Nuestra Señora del Gran Poder, ya que esos honoríficos primeros toques
estaban a cargo de Trinidad García, nuestra Trini, viuda de Rafael
Terol, en cuyo recuerdo el frontal del trono de la Perchelera portaba el
escapulario y el bastón del que hasta el año pasado fuera nuestro
Hermano Mayor. También el trono del Cristo portaba un escapulario, éste
en recuerdo de Angelita, querida hermana de la cofradía y esposa del
camarero del Cristo, José Sánchez. Dos recuerdos de los que no están que
entristecían una jornada alegre y servían de incentivo para hacerlo
todo aún mejor.
Con el lógico cansancio regresó la procesión a
casa. Un cansancio que desaparece cuando se llega a calle Ancha y se
divisan al fondo las torres del Carmen. Por los laterales, un río de
gente que adelanta al cortejo porque quiere coger sitio para no perderse
nada de lo que estaba cada vez más cerca, el encierro.
Para concluir este Jueves Santo tan especial,
se realizó el Traslado de los Titulares de regreso a la iglesia cuando
las primeras luces del día estaban próximas a aparecer. Una ceremonia
que concluye, tras las correspondientes oraciones, con un Besapié a
Nuestro Padre Jesús de la Misericordia y Besamano a María Santísima del
Gran Poder, que, finalmente, fueron llevados de nuevo a su capilla,
donde recibirán durante todo el año la visita de los fieles.
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